Otra Economía, 11(20):136-155, julio-diciembre 2018
Políticas, asociatividad y autogestión en la Argentina post 2015 El punto de vista de los sujetos
Políticas, associatividade e autogestão na Argentina pós 2015 O ponto de vista dos sujeitos
Policies, associativity and self-management in Argentina post 2015 The subjects’ point of view
Susana Hintze*
Resumen: América Latina enfrenta una contraonfesiva neoliberal en respuesta a los procesos de transformación política y social que -con diferencias en los orígenes, orientaciones y características- llevaron adelante a comienzos de este siglo los llamados gobiernos progresistas, populistas democráticos o redistributivos. En el marco de diversos procesos nacionales surgieron novedosas formas de organización, prácticas sociales y políticas entre las cuales figuran las de la Economía Social, Popular y Solidaria. De ese conjunto el artículo recorta las referidas a la asociatividad y autogestión en cooperativas de trabajo que en Argentina tienen una larga historia y que han tenido fuerte impulso debido a la promoción estatal en años recientes. El artículo se basa en un trabajo de campo cualitativo que indaga sobre el papel del Estado y las políticas que promovieron cooperativas de trabajo entre 2003/2015 y sus cambios a partir de ese momento. Propone reflexionar sobre los sentidos atribuidos a esta modalidad de trabajo por quienes lo llevan a cabo, la forma en que lo cuestionan y valoran; en síntesis, sobre su legitimidad social en tanto trabajo. Se pregunta también por los alcances y los límites de tales políticas en el desarrollo de la asociatividad y la autogestión y sobre la potencialidad de las experiencias vividas para resistir y dar respuesta al qué hacer desde la Economía Social, Popular, Solidaria ante los desafíos de los cambios políticos del presente.
Palabras clave: políticas públicas, cooperativas de trabajo, asociatividad y autogestión.
Resumo: A América Latina enfrenta uma contraofensiva neoliberal em resposta aos processos de transformação política e social que – com diferenças de origens, orientações e características – levaram a cabo no início deste século os chamados governos progressistas, democráticos populistas ou redistributivos. No marco de vários processos nacionais emergiram formas inovadoras de organização, práticas sociais e políticas entre as quais estão as da Economia Social, Popular e Solidária. Deste conjunto, no artigo é escolhido os relacionados à associatividade e a autogestão em cooperativas de trabalho que, na Argentina, têm uma longa história e que tiveram forte impulso devido à promoção do Estado nos últimos anos. O artigo baseia-se em um trabalho de campo qualitativo que investiga o papel do Estado e as políticas que promoveram cooperativas de trabalhadores entre 2003/2015 e suas mudanças a partir daquele momento. Propõe-se refletir sobre os sentidos atribuídos a essa modalidade de trabalho por aqueles que a realizam, o modo como a questionam e valorizam; em suma, sobre sua legitimidade social como trabalho. Também questiona-se sobre o alcance e os limites de tais políticas no desenvolvimento da associatividade e a autogestão e sobre o potencial das experiências vividas para resistir e responder ao que fazer a partir da Economia Social, Popular e Solidária frente aos desafios das mudanças políticas do presente.
Palavras-chave: políticas públicas, cooperativas de trabalhadores, associatividade e autogestão.
Abstract: Latin America faces a neoliberal counteroffensive due to the processes of political and social transformation that though different in its origins, orientations and characteristics- carried out the so-called progressive, populist, democratic or redistributive governments at the beginning of this century. New forms of organization, social practices and public policies emerged within diverse national processes, including those of the social, popular and solidarity economy. The article focuses on associativity and self-management in work cooperatives that in Argentina has got a long history and, recently, has had a strong impulse due to state promotion.
The article is based on a qualitative work that inquiries into the role of the State and the public policies that promoted worker cooperatives between 2003/2015 and its changes from that moment onwards. Its purpose is to reflect on the meaning behind this type of work, its performers, their inquiries, and its value, therefore, about its social legitimacy as work itself. It also wonders about the scope and limits of such policies in the development of associativity and self-management as well as on the potential of the experiences lived to resist and respond from the Social, Popular, and Solidarity Economy in order to face the new political challenges of the present.
Key words: public policies, work cooperatives, associativity and self-management.
América Latina está sufriendo un nuevo embate del oleaje neoliberal.2 En el caso de Argentina son sus hitos la última y trágica dictadura (1976/83), la década de los ´90 con la presidencia justicialista de Carlos Menem y desde diciembre del 2015 el gobierno de Mauricio Macri (Alianza Cambiemos) que se inscribe en una contraofensiva generalizada en la región en respuesta a los procesos de transformación político y social iniciados a comienzos de este siglo por los llamados gobiernos progresistas, populistas democráticos o redistributivos. Con diferencias en los orígenes, orientaciones y características, los procesos nacionales confrontaron –también de desigual manera- el pensamiento neoliberal hegemónico en el último tercio del siglo anterior y en su marco surgieron novedosas formas de organización, prácticas sociales y políticas entre las cuales figuran las de la Economía Social, Popular y Solidaria.
De ese conjunto recortamos aquí las referidas a la asociatividad y autogestión en cooperativas de trabajo que en nuestro país se remontan a la segunda década del siglo XX, si bien el movimiento cooperativo es muy anterior (las primeras cooperativas de consumo, crédito, agrarias y seguros son de cincuenta años antes). Entre 2003/2015 el desarrollo del cooperativismo de trabajo resultó fuertemente modificado por la implementación de programas públicos que promovieron la conformación de cooperativas como un instrumento eficaz para la creación de empleo y el estímulo a la participación colectiva.
La gestación de cooperativas de trabajo impulsadas desde el Estado ha recibido numerosas críticas, aunque en general se las valora por la creación de trabajo y la inclusión social. Desde el mundo cooperativo, académico y de organizaciones sociales se ha señalado que las entidades formadas de este modo no respondían a principios básicos del cooperativismo: no eran resultado de asociación voluntaria de sus integrantes, no se autogestionaban democráticamente, no se formaban con aportes de los socios constituyendo propiedad colectiva. Otras perspectivas toman en cuenta su impulso a la asociatividad y la creación de lazos sociales (Hopp, 2015; Kasparian, 2017).
En el marco de la discusión sobre el papel del Estado y las políticas que promovieron cooperativas de trabajo entre 2003/2015 y sus transformaciones a partir de ese momento, en este artículo nos proponemos reflexionar sobre los sentidos atribuidos a esta modalidad de trabajo por quienes lo llevan a cabo, la forma en que lo cuestionan y valoran. En síntesis, sobre su legitimidad social en tanto trabajo.3
La exposición se inicia con una muy breve descripción del cooperativismo de trabajo y la incidencia del Estado y las políticas en su desarrollo en las dos últimas décadas. Por medio de los resultados de una investigación sostenida en información documental y en trabajo de campo cualitativo, analizamos cuánto se logró hacer y cómo se lo visualiza desde la perspectiva de quienes participan en distintas modalidades de trabajo cooperativo.
En términos de la pregunta por el qué hacer frente a la situación actual, desde una hermenéutica de las emergencias (Santos, 2002) nos interrogamos sobre los aportes y los límites de las políticas en el desarrollo de la asociatividad y la autogestión, así como sobre los efectos de los cambios políticos del presente en su maduración y la potencialidad de las experiencias vividas para resistirlos y enfrentarlos.
El contexto: cooperativismo de trabajo y políticas públicas
El Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) realizó en 2008 un “Reempadronamiento nacional y censo económico cooperativo y mutual” que registra 1.327 cooperativas de trabajo creadas entre 1991/2000, valor que casi triplicaba las generadas en los `80. En el momento de auge neoliberal de los `90 este aumento se explica por las condiciones estructurales del mercado laboral y de la economía nacional, entre ellas la tercerización de secciones de empresas públicas como resultado de las privatizaciones, particularmente las áreas de mantenimiento. En estos procesos los trabajadores fueron impulsados a constituirse en cooperativa de trabajo para realizar, por la vía de contratación externa, las tareas que venían haciendo en la empresa (Rebon y Kasparian, 2015).
En el presente siglo se observan nuevas situaciones. La crisis que derivó en la salida del régimen de convertibilidad intensificó, entre otros efectos, la destrucción de puestos de trabajo. En ese escenario, algunos trabajadores de empresas en quiebra ocuparon los establecimientos que iban a ser vaciados, para recuperar la actividad y los puestos de trabajo, asumiendo bajo su responsabilidad la gestión y conducción de la producción, mayoritariamente bajo la forma de cooperativas de trabajo. Si bien las empresas recuperadas tienen una larga trayectoria en Argentina, en auge desde mediados de la década de 1990, a partir del año 2001 las experiencias se multiplicaron.
Desde 2003 los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner desarrollaron diferentes planes y programas nacionales para la promoción de esta modalidad de trabajo entre los que destacan: (i) Ministerio de Desarrollo Social (MDS): programas Manos a la Obra, Ingreso Social con Trabajo, Ellas Hacen, Programa de Inversión Social, Centros Integradores comunitarios. Incluye también al INAES (organismo descentralizado del Ministerio) a través de todas sus líneas de intervención en relación con la promoción, regulación, fiscalización y control de la acción cooperativa y mutualista. (ii) Ministerio de Planificación: Programa Agua + Trabajo, Programa Federal de Emergencia Habitacional. (iii) Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social: Programa de Competitividad para Empresas Autogestionadas y Sistematización de Modelos de Gestión (Vuotto, 2011, 2014).
Para dimensionar lo anterior señalemos que, para el 2015, datos oficiales sobre el Programa Argentina Trabaja refieren a 7.781 cooperativas (2.671 de Ellas Hacen y 5.110 del Programa Ingreso Social con Trabajo). Esa cantidad representaba el 32% de las 24.483 cooperativas de trabajo registradas ese año en el INAES (Ministerio Desarrollo Social, 2015).
El peso de las políticas en la creación de cooperativas, expresado en las cifras anteriores, nos permite aproximarnos de manera indirecta a lo ocurrido con el cambio de gobierno, en este caso por el proceso inverso, el decrecimiento de las cooperativas registradas. Gustavo Sosa (2018) utilizando como fuente el sistema buscador de entidades de la página web del INAES detalló las cooperativas con matrícula nacional vigentes entre 2015/17 (el buscador no permite distinguir las cooperativas de trabajo aprobadas en el marco del mencionado programa). Los datos muestran un descenso del 74 % de las cooperativas de trabajo a partir del último año del gobierno anterior, tendencia que se acentúa en los dos primeros de la gestión del actual.
Pasado y futuro en las interpretaciones de los sujetos en el 2016
A menos de un año de iniciado el gobierno Macri, en octubre del 2016 realizamos dos grupos focales con integrantes de cooperativas de trabajo gestadas autónomamente y de promoción estatal en las que indagamos las cuestiones sobre las que se organiza este artículo.4 Participaron 10 socios de cooperativas gestionadas autónomamente (cooperativas gráficas, de mantenimiento y seguridad, de vivienda y metalúrgica) y 9 integrantes de las cooperativas resultado de la acción estatal. Dos tercios del total de participantes en los grupos fueron mujeres, mayoritariamente entre 25/35 años; los hombres se encontraban en un rango de edad entre 36/49 años.
Las cooperativas producto de la intervención pública pertenecían al programa “Argentina Trabaja” (MDS), cuyo diseño se proponía el objetivo de “generación de empleo digno y genuino” para lo cual promovía “la producción sustentable en las distintas etapas de la cadena productiva, el trabajo en red, la creación y el fortalecimiento de las empresas sociales, mutuales y cooperativas en el marco de la Economía Social (solidaria, democrática y distributiva)”.5
Su origen remite al Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social “Manos a la obra” del 2003. En el año 2010 se produjo una adecuación de dicho Plan y se unificaron diversos programas como componentes de “Argentina Trabaja”. Las cinco líneas de acción que incorporó son: (1) Proyectos Socio-productivos “Manos a la Obra” (para proyectos productivos personales, familiares o asociativos contempla la financiación de maquinaria, herramientas e insumos para emprendimientos productivos, de servicios o comerciales y asistencia técnica permanente a través de la capacitación, organización y seguimiento); (2) Marca Colectiva (destinada a fortalecer la producción y la comercialización por medio de un “signo distintivo común” que identifica los productos elaborados y/o servicios prestados por agrupamientos de emprendedores de la Economía Social); (3) Microcréditos (financiamiento para quienes no cuentan con garantías patrimoniales o no reúnen las condiciones para acceder a créditos bancarios tradicionales); (4) el Programa Ingreso Social con Trabajo (de creación de oportunidades de inclusión socio-ocupacional integral de personas en situación de vulnerabilidad, sin ingresos formales en el grupo familiar, sin prestaciones de pensiones o jubilaciones nacionales ni otros planes sociales, requería “estar incluido en una cooperativa de trabajo convenida a los fines del Programa”). En el año 2013 se inició una línea específica orientada a mujeres en situación de alta vulnerabilidad social y ocupacional, denominada Ellas Hacen (Resolución MDS 2176/13).6 (5) Monotributo social: régimen tributario que permite facturar por actividades productivas, comerciales y de servicios a la “población en situación de vulnerabilidad social”. Incluye cobertura de salud personal y familiar durante las etapas activa y pasiva, de vejez y fallecimiento y la percepción de la Asignación Universal por Hijo (AUH) para Protección Social.7
Pese a que “Argentina Trabaja” en general y el PRIST en particular son conocidos (y objeto de numerosa producción académica) por la creación de cooperativas señalemos que la promoción del trabajo cooperativo era el tercero de los objetivos específicos del PRIST. Los dos primeros refieren a la inclusión social a través del trabajo, tendiente a mejorar espacios de uso público y/o patrimonio comunitario; el desarrollo de capacidades humanas desde “una perspectiva integral”: acceso a la educación (alfabetización, terminalidad educativa, capacitación profesional); promoción del cuidado de la salud optimizando el acceso a servicios, promoción del desarrollo de las potencialidades culturales y de participación ciudadana, personales y colectivas. El objetivo de promoción de la organización cooperativa estaba destinado a propiciar y favorecer el acceso a espacios de asociación y organización para el trabajo, fomentando la constitución de cooperativas de producción y trabajo que pudieran insertar a sus miembros en el mercado formal. Se promovieron cooperativas para la ejecución de obras públicas de baja y mediana complejidad para el mejoramiento de la calidad y condiciones de vida de los habitantes de los barrios (Ministerio de Desarrollo Social, 2015). Estas particularidades del diseño del programa son destacadas por Arcidiácono y Bermúdez (2015), quienes resaltan el mayor peso del discurso del capital humano en su combinación con el de la economía social. Lo encuentran también expresado en la manera en que el PRIST prioriza los logros en los saberes transmitidos, en los aprendizajes de oficios y la adquisición de hábitos de trabajo por parte de los titulares.
En lo que sigue nos detendremos en la mirada de quienes participaron en actividades en cooperativas de ambos tipos. Por las características de la técnica, los grupos focales permiten captar interpretaciones, puntos de vista distintos respecto de los aspectos puntuales sobre los que se centra la interrogación al colectivo. Relacionando el análisis con la pertenencia al tipo de cooperativas, los grupos permiten aproximarnos -desde la polifonía de voces de quienes lo practican- a diferentes sentidos sobre el trabajo en cada modalidad y los recursos a los que acceden, sentidos construidos a partir de sus muy diversas experiencias de género, ciclo de vida, territoriales, de trayectorias laborales y, fundamentalmente, por las condiciones de trabajo en las que estaban inmersos. Las voces nos hablan de lo ocurrido en años anteriores, del presente del 2016 y a la vez anticipan el porvenir.
Nos interesa mostrar los diferentes, y en algunos casos opuestos argumentos, que los participantes de los grupos focales desarrollaron, tomando como eje algunas cuestiones que consideramos significativas en cómo es visto, valorado o no valorado este tipo de trabajo y las políticas de las cuales es tributario.
En los grupos focales eran mujeres quienes pertenecían a las cooperativas gestadas vía promoción estatal. Por un lado, el programa Ellas Hacen estaba destinado exclusivamente a mujeres, por el otro, el PRIST tenía una alta proporción femenina que se fue incrementando en el tiempo, alcanzando en diciembre del 2015 al 61%, siete puntos porcentuales más que en el 2011 (Ministerio de Desarrollo Social, 2016).
Las experiencias de acceso al programa que describen las participantes de los grupos varían mucho. Dependiendo del municipio y las situaciones personales, van desde el azar, pasando por el conocimiento a través de redes informales (familiares, conocidos, miembros de organizaciones sociales barriales) o el ingreso vía agentes barriales con conexiones políticas:
Cecilia: […] fue muy loco porque justo se había enfermado mi hijo, me acuerdo perfectamente, fui a la salita del barrio y había un cartel pegado y estaban convocando para el programa y siempre por numeración del documento y justo ese día me tocaba el mío.
Estefanía: Y yo por ejemplo entré por un amigo de mi marido que laburaba con el intendente de Ituzaingó.
Estefanía: La mayoría del Plan Argentina entraron todos por punteros políticos […] yo al plan Argentina no pude ingresar porque no tenía conocidos políticos… y Ituzaingó es uno de los Municipios que se maneja todo políticamente.
Las respuestas de los integrantes de cooperativas autónomamente generadas apuntan a lo colectivo y refieren a distintas situaciones en relación con el Estado y acompañamiento desde la sociedad civil:
Ricardo: En el caso de nuestra cooperativa, somos una cooperativa gráfica, no tenemos el aporte de ningún gobierno, ni de este ni del anterior, en realidad siempre fue tratar de sobrevivir dentro de lo que nosotros hacemos que es la gráfica. Trabajamos en conjunto con muchas cooperativas gráficas y textiles […] porque consideramos que podemos crecer pero juntos, ayudándonos, apoyándonos porque de otra forma no podemos, no salís […]
Alicia: La cooperativa [también gráfica] se conformó porque se ganó un subsidio del Ministerio de Trabajo y gracias a eso se compró la máquina que estamos usando ahora, o sea sin esa ayuda de ese proyecto que se presentó para la cooperativa no existiría esta cooperativa porque no se tenía para comprar esa máquina.
Antonia: [se refiere a lo anterior] Las compañeras que se presentaron están dentro de una federación […] que son de trabajo autogestionado y claramente la federación acompaña a las fábricas recuperadas y esto que hablábamos antes de que el patrón bajó la persiana y los trabajadores tomaron el lugar. Es una federación para eso, para acompañarse y no estar solos.
En el marco de los tres objetivos reseñados más arriba, el PRIST incluía las siguientes líneas de acción: la capacitación en obra (mejora de espacios públicos, comunitarios y otros, en obras de baja o mediana complejidad materializadas en la ejecución de los módulos constructivo/productivos, bajo responsabilidad técnica de distintos Entes Ejecutores (gobiernos municipales, provinciales, universidades y organizaciones sociales entre otros); terminalidad educativa; cuidado de la salud personal, familiar y comunitaria; integración laboral (capacitación introductoria a la construcción, el saneamiento y la producción); formación ciudadana y recuperación de la cultura del trabajo; desarrollo de la identidad cultural; formación de orientadores (los orientadores eran miembros del programa capacitados en diplomaturas y tecnicaturas en economía social que acompañaban grupos asociativos); promoción de la organización cooperativa (capacitación, acompañamiento y asistencia técnica a los grupos asociativos en funcionamiento cooperativo, aprendizaje de los aspectos administrativos, operatoria cooperativa y los libros sociales).
Visto desde las tareas abarcadas por el diseño del programa y en el marco de lo que se podría considerar una acepción laxa de “mantenimiento”, las trabajadoras que participaron en los grupos focales, indican que se ocupan de tareas de limpieza de oficinas en un centro comunitario, de calles y oficinas municipales o de tareas administrativas en un centro comunitario. Más cerca de las definiciones programáticas reseñadas, varias refieren hacer trabajos de albañilería tanto por la disponibilidad de ese tipo de capacitación como por la construcción de viviendas cooperativas en las que participaron (considerado como “capacitación en obra”).
Mariana: Yo hace 8 años que estoy en “Argentina Trabaja” y hace 8 años que salimos nada más que a barrer la calle. Antes hacíamos cursos […]
Estefanía: por ahí pintar el cordón para decir […] un poquito
Mariana: también […] o cortar el pasto…
Entrevistadora: ¿y cómo es el día a día?
Mariana: Entramos a las 8 de la mañana y hacemos como 30 cuadras […] somos 8 nada más […] Hacemos las 30 cuadras, terminamos y nos vamos.
En las palabras de Mariana aparece el reclamo por la poca utilidad de su trabajo que podría reforzar un sentimiento de dependencia. A lo anterior se opone una experiencia diferente, más ligada a la autonomía, como la de Alejandra (integrante de una cooperativa PRIST) quien señala “nosotras estuvimos en la Feria de Ciencias presentando agroecología y economía social, que es lo que enseñamos, y presentando el trabajo de los compañeros de Argentina Trabaja. Los compañeros de Argentina Trabaja no hacen mesas y sillas ahora, desde diciembre, para vender. Las hacen desde la gestión pasada. Y las hacen para los colegios.”
Posiblemente la suya corresponda a la experiencia del 13,5% de titulares activos que afirmaba estar desarrollando un proyecto ocupacional o socioproductivo con su cooperativa o grupo cooperativo (53% mujeres y 47 % varones). En 2015 esto implicaba unos 26.000 cooperativistas con proyectos propios de ambas líneas del programa. Dos participantes mencionaron estar iniciando proyectos, uno para fabricar almohadas y en el otro caso, un vivero comunitario.8
Por el tipo de tareas, y la relación laboral generada, en una parte de las integrantes seguía presente el imaginario de una sociedad salarial, en realidad poco probable desde hace muchos años para este tipo de actividades, expresado en el anhelo del cobro del aguinaldo, en tener posibilidad de “crecimiento” en el trabajo y en el nivel del ingreso, en el deseo de trabajar en una empresa o un municipio en condiciones formales; en la conveniencia de abrir industrias en vez de crear planes sociales, con los que asociaban su situación.
Encontramos en los grupos focales las implicancias de la “asociatividad forzada o instrumental” (Hopp, 2015) y las falencias de los programas en aportar a cambiar esta situación, a la vez que se pone el acento en la propia responsabilidad en el proceso de encarar la autogestión:
Leticia: Viene un programa social a atacar una problemática como es la vulnerabilidad social de las mujeres, “Ellas Hacen” […] entramos todas como manadas, no nos conocemos, no elegimos estar ahí, simplemente una situación nos llevó a estar en ese programa, no conocemos lo que es una cooperativa ni las leyes, ni de los principios y valores […] y de repente te dicen que vos tenés que trabajar con una persona que no conoces y justo te llevas malísimo y así […] los conflictos personales nacen […] y este incentivo vos lo tenés sí o sí, así no hagas nada o que trabajes como te pida el programa, que te van a dar igual, entonces no tengo porque verte la cara a vos o discutir si vamos a hacer artesanías o manteles. La gran particularidad de los programas sociales es que no se ha trabajado la conformación de grupos o equipos de trabajo, el compañerismo […].
La misma participante considera sin embargo que:
[…] El programa está espectacular, el tema es que nosotros como sociedad, como ciudadanos no queremos hacernos responsables de tener una empresa, porque eso es lo que es una cooperativa, y tomar las responsabilidades y las riendas de nuestra propia empresa. Tenemos miedo. ¿Te están dando los libros, tenés el monotributo, tenés un incentivo todos los meses y te dicen que presentes un proyecto, que te van a bajar las cosas y vos tenés miedo?
Un testimonio como el anterior hace necesario resignificar el “tenés todo y vos tenés miedo” desde la práctica y la experiencia de vida, la trayectoria laboral y organizativa de los destinatarios de este tipo de programas. Como vimos más arriba los trabajadores de las cooperativas autogeneradas perciben de una manera muy diferente los mismos recursos.
Ante estas situaciones aparece en algunas participantes la necesidad de saber más sobre el trabajo autogestionado como reclamo al programa Argentina Trabaja. En una clara demostración de las diferencias territoriales en la gestión de la política, integrantes que pertenecen a otros municipios señalan que han visitado cooperativas y empresas recuperadas para conocer sus experiencias, a lo que se suma el reconocimiento de la importancia de los diplomados en economía social, impulsados por el programa, en la comprensión del tema.9
El discurso de los programas parecía asumir que los sujetos quieren y pueden gestionar una empresa colectivamente, aunque para esto sea necesario la formación y las capacitaciones en cooperativismo. En apoyo de los testimonios citados, los documentos del PRIST exponen diversos tipos de motivaciones por las cuales los cooperativistas consideraban importante realizar actividades como miembro de un grupo cooperativo. La mejora de la inserción laboral es lo más valorado (56%). Interesante en términos de convertir este tipo de trabajo en “visible y creíble” (Santos, 2002), el 17 % consideraba que las actividades con el grupo ayudaban a mostrar y desarrollar su potencial de solidaridad y capacidad de trabajo y un 16 % opinaba que estas actividades contribuyen para que los vecinos y comunidad reconozcan en forma más positiva las actividades que realizan. Finalmente había un 9 % para quien las actividades realizadas en la cooperativa ayudaban a tener más contención grupal y autoestima personal (Ministerio de Desarrollo Social, 2016).
La valoración de este tipo de trabajo es generalizada entre quienes provienen de cooperativas autónomamente generadas y eso se relaciona a la horizontalidad de las relaciones, el sentir como propia la actividad:
Antonia: Tener un trabajo cooperativo es valerse por sí mismo y es un trabajo de 24 horas… por momentos la cabeza se te agota, la paciencia, el cuerpo se te agota … y bueno después no me meto a laburar en relación de dependencia porque mi trabajo me gusta, tiene un montón de cosas malas o que me cuestan un montón… pero me gusta y me siento mejor que todas las veces que laburé en relación de dependencia por un sueldo era sentirme mal, estar mal y no querer estar ahí […]
Ricardo: […] yo he ganado más plata bajo dependencia que en una cooperativa, pero estoy mil veces más conforme en la cooperativa que bajo dependencia. El permitirte que crezcas con tus compañeros de la misma forma, saber que vas a llegar a un ámbito que más allá de que a veces llegas y hay peleas porque somos seres humanos esas peleas las vamos a poder solucionar charlando entre nosotros. En el otro sentido, si vos discutís con tu patrón te dice que estas liquidado y mañana te vas y no venís más. Además, vos lo que haces lo estás haciendo porque es tuyo. Estás en la cooperativa y vos sos el dueño.
El género en cuestión: las mujeres en las cooperativas de promoción estatal
Diversos estudios muestran que las prácticas en unidades productivas autogestionadas tampoco escapan a roles estereotipados de género y comportamientos patriarcales. Por ejemplo, para Rodríguez Enríquez y otras, superar estas prácticas requiere articular producción y reproducción, repensar tanto las formas de producción y comercialización como “las formas de organización interna, los tiempos de trabajo ‒remunerado y no remunerado‒, la división sexual del trabajo, la construcción de espacios participativos de decisión y referencia política dentro del movimiento cooperativo y de experiencias autogestionadas” (Rodríguez Enríquez y otras, 2018:5).
Las autoras refieren a la tensión entre quienes “producen” y quienes “administran” o “gestionan” en las unidades autogestionadas, mencionando entre otros factores una sobrecarga en quienes asumen tareas fuera de la jornada laboral; la falta de reconocimiento por parte de los trabajadores hacia las tareas administrativas realizadas por mujeres y consideradas de “poco esfuerzo”; cierto menosprecio sobre las tareas de limpieza, cocina y mantenimiento de la cooperativa. Cuando la exigencia del cuidado de los menores recae exclusivamente sobre las mujeres esto las ha llevado a combinar estrategias como la existencia de un espacio de cuidados en la unidad productiva o a forzar la combinación de sus horarios en la organización cotidiana de las tareas (Rodríguez Enríquez y otras, 2018).
Las políticas públicas referidas a la economía social que estamos considerando aquí en general no han incluido una perspectiva de género, ni siquiera en sentido binario considerando los distintos roles de mujeres y hombres; tampoco respecto del peso de las mujeres en el trabajo reproductivo, ni apoyos en lo que hace a las tareas de cuidado. A comienzos de la década Pilar Foti (2011) encontró que el PRIST no registraba información estadística por sexo,10 situación que fue cambiando en los años siguientes. Ellas Hacen sí reconocía entre sus fines que las integrantes comprendan y desnaturalicen las relaciones de poder, así como la importancia de la construcción de valores que aporten a “relaciones igualitarias entre varones y mujeres en las diferentes etapas de la vida y en los distintos ámbitos de desarrollo”, lo que aparece reflejado en las instancias de formación de esta línea (Ministerio de Desarrollo Social, 2015.
Veamos algunos datos que permiten contextuar los discursos en los grupos focales. En lo que hace a inserción previa en el mundo del trabajo en el PRIST el relevamiento del 2015 muestra que el 22% no tenía ningún oficio anterior, seguido en importancia por un 15% de hombres con oficio de albañil y otro tanto de mujeres con oficio en servicio doméstico y servicio de limpieza. En Ellas Hacen, el 49% de las titulares informaron no tener oficio al ingresar al programa, seguido por un 17 % que indicaba experiencia en servicio doméstico y de limpieza (Ministerio de Desarrollo Social, 2016).
Posiblemente relacionado con lo anterior la apreciación por género sobre los nuevos aprendizajes realizados en el programa es muy diferente. Para los cooperativistas varones entre las actividades más valoradas estaban las que hacían a la socialización, y empatía grupal; las mujeres en cambio apreciaban especialmente el hecho de haber aprendido tareas técnicas tradicionalmente desarrolladas por varones, como las actividades de la construcción. Es interesante en esta perspectiva que, en el PRIST, los titulares reconocieran que el cambio más importante que el programa les había producido fuera el “reconocimiento y visibilización de los derechos de las mujeres” (Ministerio de Desarrollo Social, 2016).
Esto se registra también en los grupos focales, en los que la valoración en la participación en estos programas va más allá del trabajo realizado, la estabilidad en el ingreso y acceso a obra social. En coincidencia con lo anterior la capacitación/formación prevista en el diseño del programa es fuertemente rescatada (varias refieren a la terminación del primario y secundario, la realización de diplomados en economía social, cursos de cuidados, de gastronomía, auxiliar de enfermería entre otros) y la posibilidad de alcanzar o mejorar la vivienda:
Estefanía: Gracias al plan Ellas Hacen tengo casa propia, es más: la cañería de agua la hice yo porque hice el curso de plomería gracias al programa. Aprendí a preparar cemento y hace un par de meses terminé mi casa porque pegué esos ladrillos yo […] Si necesitan plomería yo tengo todas las herramientas, yo les paso, soy plomera.
Mariana: Yo gracias a esto terminé el secundario porque pusieron FINES11 […] hicieron un solo curso que es de la UOCRA que era para poner ladrillos y poner paredes… revocar. Gracias a eso ahora sé revocar.
Leticia: Entro en el 2014 a trabajar y me dicen que en La Plata hacen casas con sistema de paneles y […] bueno, aprendí mucho de esos paneles: donde iban, porque […] luego nos decían “la que quiere ir a obra” […] que en ese momento las obras eran en las casas de las compañeras que tenían cedido un terreno legalmente por la familia (o que era propio legalmente)… entonces el Ministerio construía solo en esas condiciones […] entonces nosotros íbamos y montábamos toda la estructura de hierro hasta el final de la casa […] entonces podíamos ver los desperfectos que generamos nosotros en esas placas, los veías cuando ibas a hacer la casa, entonces decías […] ah, si le hago esta mocheta acá y no importa no pasa nada… y cuando voy a encastrarla no entra”… aprendíamos muchas cosas cuando íbamos a obra, luego más o menos en finales del 2014 se nos dice que el programa va a brindar vivienda social a las compañeras que no tengan vivienda por diferentes motivos. Entonces se hace un convenio y se nos cede un predio grande, detrás del hospital Melchor Romero, que son más de 500 casas con construcción por nosotras mismas por nuestro sistema, pero también había muchas otras cooperativas.
Como señalamos más arriba las tareas de cuidado no fueron incluidas en el diseño de los programas. Una participante que critica el hecho de tener que dejar a su hijo de tres meses para ir a trabajar recibió como respuesta que lo llevara al sitio de trabajo o que viera con otras madres la manera de dejar los niños en “la casa de alguna y la que tiene el nene más chiquito que cuide todos los nenes”.
Estefanía: […] yo hablaba con un superior que era […] no me acuerdo el nombre ahora y le decía […] pasa esto, esto y esto cómo hago con el bebé […] y me decía que no tenía jefe que nos manejemos entre nosotros, de última que hable con mi presidenta o con la vice presidenta o con el secretario y arregle para ir una vez por semana o una vez cada 15 días.
Contrariamente al juicio corriente de que los “planes son para los que no quieren trabajar” los programas han sido diseñados para cubrir parte de la reproducción, hacerlo en su totalidad requiere su complementación con un conjunto amplio de tareas para las madres que aportan o sostienen el hogar. El siguiente testimonio es un buen ejemplo de este tipo de situaciones, que además en su parte final, muestra el efecto del desmejoramiento de la situación económica sobre el esfuerzo realizado:
Noelia: Yo estoy en un programa, el Ellas Hacen, y yo tengo cinco hijas. 3.450 pesos no me alcanzan para vivir. Entonces, ¿qué pasa? Yo, los viernes a la mañana doy los talleres de arte y ecología con las compañeras. De 8 a 12. Tengo un almacén en mi casa. Trabajo de noche. Por ejemplo, hoy a la noche trabajo, mañana a la noche trabajo en un puesto ambulante vendiendo hamburguesas. O sea, mirá todas las cosas que hago para llevar de comer a casa. El año pasado yo trabajaba en una tienda de ropa de nueve de la mañana a una del mediodía y de cinco de la tarde a ocho y media de la noche. Trabajaba en ese horario y en el medio hacía el trabajo de educación que corresponde al programa. O sea, no es que yo cobro y no hago nada. Tengo que presentarme yo también. Y aparte de eso hice la diplomatura dos años. O sea que yo trabajaba de lunes a domingo en una tienda, después el lunes iba al sector de educación, el martes y jueves íbamos a la universidad, y los viernes tenía que presentarme en otro lado también con respecto al programa. O sea que estaba todo el día fuera de mi casa. Pero, por ejemplo, el año pasado yo decía, «el domingo como un asado» y me iba al carnicero, me compraba un asado y me la hacía a la parrilla. Este año yo estuve enero, febrero, marzo, abril, mayo y creo que en junio, cuando cumplieron los años mis hijas, que recién pude comer un asado.12
En el caso de Ellas Hacen es claramente percibida la importancia del programa en situaciones de violencia y vulnerabilidad de género y la capacidad de generar autonomía en las mujeres:
Estefanía: Además el programa Ellas Hacen está destinado para madres solteras o madres en problemas con violencia y el programa en sí está hecho para que la mujer se valga sola y no dependa nada de ningún hombre. Simple. Entonces te dan un curso de electricidad, de plomería… onda que no dependas de ningún hombre, onda que no dependas de nadie y te abastezcas sola.
Los testimonios citados muestran como los programas sociales de este tipo –cuya legitimidad es cuestionada cuando se los asocia a planes que fomentan la dependencia al desestimular el esfuerzo individual hacia el trabajo -han contribuido a la percepción de autonomía de las mujeres. Y a ampliar sus horizontes de vida, más allá de la familia, a partir de la valoración de las propias capacidades para producir, realizar tareas vistas como masculinas (por lo tanto, tradicionalmente alejadas de sus propias capacidades), al abrirlas al deseo de seguir estudiando.
Percepciones sobre el Estado y las políticas
Respecto de lo anterior indagamos sobre el papel de las intervenciones públicas. La AUH fue considerada “una igualación de derechos porque nosotros no somos trabajadores asalariados, somos trabajadores”. Como dice Antonia (integrante de una cooperativa gráfica) “es un derecho y es justo que las familias que no tienen un trabajo en blanco también puedan acceder a ese derecho porque los chicos son los mismos, no importa si tu papá trabaja en una fábrica o vende choclos en la esquina de tu casa. Me parece que los trabajadores y los hijos de los trabajadores merecen los mismos derechos.”
Sin embargo, la noción de derechos asociados con este tipo de trabajo es aún débil, por ejemplo, en un caso se consideró falta del control del programa que se le permitiera el ingreso estando al final del embarazo, sobre lo cual otras integrantes le respondieron que era un derecho disponer de un ingreso en esa situación (“en realidad estás con carpeta médica y se te sigue pagando”).
Respecto de la pregunta concreta sobre en qué es clave el Estado en un proyecto de impulso a cooperativas, se menciona la provisión de los servicios básicos (luz, gas, agua). Hacia fines del 2016 el aumento de las tarifas y su impacto constituía ya una fuerte preocupación que ponía en duda la posibilidad de subsistencia. El financiamiento y asistencia técnica aparecen en relación con el gobierno anterior:
Ángel [cooperativa metalúrgica que produce óxido de hierro desde 2009]: Nosotros tuvimos mucha ayuda del gobierno. No hubiésemos llegado a lo que llegamos. Compramos el predio con una ayuda de Provincia. Lo terminamos de pagar hace dos meses. Terminamos de pagar el préstamo con un fideicomiso de Provincia (de Buenos Aires) […] el fideicomiso de nosotros fue un préstamo. A una tasa bárbara para pagar. No la recuerdo, pero súper pagable. Nos salía más barato que pagar un alquiler. […] Nosotros tuvimos en la cooperativa visitas del INAES, de los ministerios, de todos, siempre controlando […] siempre tuve el Ministerio de Desarrollo. Cuando trabajamos en algo siempre estuvo.
Alejandra: Nosotros también tuvimos cuando nos cooperativizamos toda la ayuda del INAES, de la Universidad de La Matanza.
Amenazas, incertidumbre y prefiguraciones del futuro
En el momento en que se hicieron los grupos focales, si bien se mantenían los programas dirigidos al trabajo en cooperativas las integrantes del PRIST y Ellas Hacen hicieron referencia a la incertidumbre sobre el futuro:
Leticia: Falta de comunicación que genera desconfianza dentro de las cooperativas en si esto va a continuar o nos vamos cada uno ya ahora con nuestro incentivo […] o no hacemos nada porque para qué? si total se va a ir a pique […] como que la falta de información genera esto, ¿no? Desconfianza.
Estefanía: […] o la misma gente que mandan a las reuniones […] últimamente estamos teniendo reuniones, te dicen: o siguen en las cooperativas o renuncian a las cooperativas […] bajan con la orden del ministerio que dicen que esto es así […] o siguen en la cooperativa y empiezan a armar proyectos o tienen la posibilidad de renunciar […] que es lo que te están diciendo. Y empiezan a implantar el miedo en la mayoría de los que estamos en programas como estos […] que no se sabe si continúan o no continúan […] están generalizando un miedo […].
Cuando recién comenzaba el gobierno Macri en las cooperativas autónomamente constituidas, los aumentos en las tarifas, las importaciones, los precios estaban presentes en las preocupaciones de los integrantes de los grupos focales. La inflación se hacía notar desde fines del gobierno anterior, y en el 2016 se suma la menor ejecución de los programas y trabas burocráticas que afectaban a las que tenían algún aporte público:
Alicia [cooperativa gráfica]: A nosotros nos pasa más o menos lo mismo… comparando los ingresos del año pasado en esta época, hubo un parate en noviembre, diciembre porque se veía todo medio raro. Incluso habíamos ganado un concurso y teníamos que comprar cosas y nadie nos quería vender nada porque no sabían si iba a subir el dólar o no. Habíamos ganado […] un fomento para cooperativas y para el sector comunitario más que nada. Este año costó mucho remar en el dulce de leche porque nos piden presupuesto todo el tiempo, pero las ventas no se terminan de concretar… y cada vez está bajando más la venta y los costos siguen subiendo y llega un punto en que ya no sabes cómo manejar […] no sé, el mes que viene no sé qué vamos a hacer con la luz. Con respecto a esto de los programas […] ganamos este concurso antes de que cambie el gobierno nos pagaron la mitad del subsidio y ahora todavía estamos esperando que nos paguen la otra mitad. Es un montón de tiempo, los precios se fueron muy altos y el presupuesto que teníamos en ese momento ya no nos sirve. Hay una cosa medio rara, como si fuese que la cooperativa no funciona entonces no te doy la plata, una cosa así […] como que hay observaciones […] nosotros estamos en una red con otras cooperativas y a todos les pasa lo mismo y no les desembolsan los subsidios. Como que hay observaciones, pero tampoco te dicen qué observaciones hay […] hay un ambiente raro. Nos mandaron un mail: están observadas “tal, tal, tal y tal expediente […].” pero… en ningún momento nos llamaron por teléfono… vos llamás y no te atienden… no te dan información.
Cecilia: No somos una inversión, somos gastos, esa es la realidad.
La política macroeconómica, sobre la que volveremos en el punto siguiente, y específicamente la referida a subsidios públicos es vista como una amenaza a la continuidad del trabajo en las cooperativas:
Alejandra [cooperativa gráfica]: Está destinado a destruir el mercado interno. Yo lo que pensaba es que, frente a las empresas internacionales, muchas subsidiadas junto también a grandes empresas nacionales, las cooperativas no lo estaban. […] Los compañeros son compañeros que están en cooperativas formadas; nosotros no, estamos en formación. No podemos hablar mucho del caso más que del día a día que nosotros vivimos. Pero pagar cinco veces más de luz […] una persona que tenía tarifa social por ser cooperativista […] Reconozco que hay empresas que probablemente no la necesitaban y fueron beneficiadas en diferentes gobiernos. Pero las cooperativas justamente no. Las compañeras dicen que no pueden prender la caldera, y bueno… se están fijando todo el tiempo en el presupuesto ya pensando en comprar afuera. Cosas que vengan de afuera, más baratas. Y estamos humillados a eso […].
Leda [cooperativa metalúrgica]: A nosotros, por lo menos a nuestra cooperativa, el gobierno de Macri nos arruinó. Porque la luz, de estar pagando 42.000 pesos por mes, más o menos, ahora estamos en los 260.000 mensuales. Que eso, de todas las ganancias que uno va formando para tener un capital, lo tuvimos que ir sacando. Sacamos de esos capitales que la cooperativa tenía para, en vez de poder invertirlos, tener que pagar los servicios […].
Yamila [cooperativa gráfica]: En este momento estamos en un momento de ajuste total. O sea, las cooperativas la están pasando súper mal. Y las [empresas] recuperadas, también. […]
Los testimonios anteriores son expresivos de los temores ante el futuro de los integrantes de los grupos, más allá de su pertenencia. Mientras la sostenibilidad de las cooperativas autogeneradas es afectada por las políticas macro, las impulsadas por el Estado lo son, además, por la opacidad de la información y falta de precisión sobre la orientación de las políticas sociales, generando mecanismos que hacen aún más vulnerables a sus destinatarios.
La reconfiguración de los procesos: de las prefiguraciones a las certezas
Meses después las incertidumbres y prefiguraciones que aparecen mencionadas en el apartado anterior se convirtieron en certezas y lo percibido como amenaza se materializó en decisiones de política que confirman los temores.
El informe de situación de las empresas recuperadas a fines del 2017 elaborado por el Programa Facultad Abierta muestra el enorme impacto del aumento de tarifas en la rentabilidad de las cooperativas, sumado a la contracción del mercado interno y la fuerte competencia de las importaciones (abarca un total de 368 recuperadas y 15.323 trabajadores en todo el país en ese año). Algunos datos significativos que refuerzan lo expresado en el punto anterior: en una muestra de 73 empresas, el 80% experimentó bajas de producción y un 12% directamente estaba sin producir. Como consecuencia, los montos netos de los retiros (el equivalente en la cooperativa del salario individual de cada trabajador) bajaron en términos reales en todos los casos. En su mayoría las ER consideradas atribuyeron estos problemas a las condiciones macroeconómicas y la política del gobierno, solo un pequeño número lo refirió a problemas internos. El informe considera sin embargo que el dato más preocupante es la pérdida de puestos de trabajo, resultado del alejamiento de los trabajadores en búsqueda de mayores ingresos. Hasta diciembre del 2015 se registraba un panorama de expansión del número de empresas y trabajadores, en el 2017 se observa una disminución absoluta de 1400 puestos de trabajo respecto del 2015 pese a la existencia de nuevas recuperaciones, unas 25 en el gobierno de Macri (Facultad de Filosofía y Letras UBA, 2017).
En lo que hace a los ingresos de los integrantes de cooperativas de promoción estatal, la Universidad Nacional de Avellaneda estimaba un deterioro del ingreso medio de los cooperativistas de un 28,2% en el actual periodo de gobierno (UNDAV, 2018).
En febrero del 2018 los programas que venimos analizando, pasaron a formar parte de uno nuevo denominado “Hacemos Futuro”. En términos de nuestra preocupación por la construcción del sentido es interesante detenernos en cómo se trasmite oficialmente qué es el nuevo programa, qué se propone hacer y con cuáles herramientas. La página web del MDS de manera coloquial y refiriéndose a los intereses de un destinatario individual al que se tutea (del que parece suponer que está capacitado para manejarse en ese entorno) expresa lo siguiente:
“Fomentamos el desarrollo de las personas para que tengan más oportunidades de insertarse en el mundo del trabajo. Por eso, unificamos el plan Argentina Trabaja, Ellas Hacen y Desde el Barrio, bajo el nombre de Hacemos Futuro. A través de este programa te acompañamos para que termines tus estudios primarios y secundarios, te capacites en oficios y puedas lograr autonomía económica”.13
Los requisitos obligatorios para seguir cobrando el incentivo mensual (no varía el modo en que se venía haciendo) son: “Finalizar tus estudios primarios y secundarios. Capacitarte en el oficio que más te gusta. Realizar la actualización de datos y presentar tus certificados en ANSES cada vez que te lo soliciten.”
Como manera de reafirmar la idea de que los programas anteriores fueron básicamente herramientas de utilización política, luego de aclarar “No debés realizar ningún pago para pertenecer al programa y nadie puede obligarte a concurrir a actos y movilizaciones”, la página tiene dos derivaciones. Por una parte al Portal del Empleo: al entrar en “Mirá las opciones que tenemos” se solicita registrarse en una base de datos y actualizar una solicitud para postularse on line para las ofertas laborales.14
La segunda derivación es a “Formate en red – Buscá tus opciones de formación para cumplir con los requisitos del programa”, lo que parece implicar la apelación a construir un propio camino a partir de iniciativas personales. En la sección de “Estudios primarios y secundarios, aparece un listado de “puntos de inscripción-información” para terminalidad educativa en 15 provincias. “Oficios y capacitaciones” tiene un buscador que incluye 12 provincias y las siguientes “secciones”: Economía Social y Emprendedorismo, Formaciones en Salud, Herramientas digitales, Intervenciones socio-urbanas, Oficios y formación técnico profesional y Temáticas socio comunitarias.15
Para completar esta caracterización del diseño del programa a partir de la forma en que se lo presenta y difunde oficialmente, señalemos que entrando en “Quiero ser parte de una Red” aparece una solicitud para inscribirse en “Redes Tutoriales de Soporte.” La opción, expresada en términos personales, indica: “Si te interesa formar parte de una red y participar de encuentros para ser Promotor/a de Redes en tu comunidad, te invitamos a sumarte a las Trayectorias Tutoriales de Redes de Contención. La propuesta es encontrarnos para compartir la experiencia de pensar juntos qué pasa en nuestra comunidad, cómo podemos organizarnos y qué podemos hacer desde nuestro lugar”.16 Hasta para el trabajo en red la convocatoria es a pensar juntos y organizarse como personas e individuos que se “encuentran” en algún espacio que el programa no aclara.
En un campo temático separado del de Hacemos Futuro (“perfiles” en la página web) con el lema “te acercamos herramientas para poner en marcha y fortalecer tus proyectos” aparece “Emprendedores y cooperativas sociales”, destinado a generar oportunidades para crecer, innovar y generar nuevos puestos de trabajo, con acompañamiento para el ingreso en la economía formal, apuntando al financiamiento, capacitación y comercialización. Aquí están incluidos el Monotributo Social, Manos a la Obra (subsidios), 100% Nuestro (fomento de compras inclusivas y cadenas de valor, marca digital, para emprendimientos y cooperativas de la Economía Social), Microcréditos (Programa Nacional de Microcrédito, Comisión Nacional de Microcrédito) y Mesocréditos (para grupos asociativos autogestionados formales e informales, urbanos o rurales).17
Conceptualmente, y visualmente en su sitio oficial, el MDS termina de desarmar los componentes que aparecían juntos como Argentina Trabaja en el gobierno anterior. Si en ambos periodos la población vulnerable es la destinataria de las acciones, las formas de interpelarla son muy diferentes. Hasta el 2015 (con variaciones y matices) la inclusión apelaba a la asociatividad y el trabajo cooperativo para el mejoramiento de barrios y comunidades, la generación de capacidades y de puestos de trabajo en espacios comunes con vinculación local, la propuesta de un nosotros colectivo y cuyo reconocimiento era una de las bases del proyecto. Sin duda, se trata de proposiciones con grandes dificultades para concretarse en la práctica y, aún más, para generar condiciones de desarrollo de un sector de economía social en el marco de una economía mixta con hegemonía del sector empresarial capitalista. Si en el gobierno anterior la unificación en un mismo programa podía dar la posibilidad del tránsito de una a otra situación a partir de la combinación/coordinación de sus componentes, en el gobierno actual esa misma población vulnerable es convocada de manera diferenciada: algunos vía la educación y capacitación individual, otros por medio del apoyo a cooperativas y grupos asociativos.18 Los programas se dirigen fundamentalmente a personas que son llamadas al estudio, al emprendedorismo y son las propias capacidades individuales las que resultan condición de realización de la inserción laboral y la integración social. En el nuevo discurso es el mérito individual demostrado con esfuerzo lo que legitima la dependencia temporal y acotada de la que emergerán (o dejarán de caer) gracias a las intervenciones con que el Estado está dispuesto a apoyarlos/ayudarlos/acompañarlos.
A lo anterior agreguemos con Ferrari Mango y Campana (2018:15) que la desintegración de Argentina Trabaja trae aparejada la pérdida de vinculación de sus integrantes con las redes sociales y territoriales en torno a la comunidad y la política local. Al dejar de existir los entes ejecutores los titulares pasan a establecer un vínculo individual y directo con ANSES, a través de la actualización de datos y presentación de certificados probatorios de la contraprestación, en las sedes locales de este organismo que pasan a ser responsables del control (ver también Hopp, 2017).
Conclusiones
En este apartado –apoyándonos muy libremente en Santos (2002:25)- trataremos de reflexionar sobre lo escrito en las páginas anteriores buscando que el análisis crítico contribuya a rescatar lo novedoso y captar las características más valiosas de las experiencias emergentes, en gestación, que hemos reseñado, para hacerlas “visibles y creíbles”; por lo tanto mostrar el potencial del trabajo en cooperativas en sus diversas modalidades para fortalecerlo como alternativa que contribuya a formas más solidarias de reproducción de la vida.
Nos interesa aquí pensar lo desarrollado en términos de su potencialidad para un proyecto colectivo apoyado en la autogestión de la sociedad y la economía, basado en principios de cooperación y reciprocidad, primordialmente orientado a la reproducción de la vida a través del trabajo y no del beneficio. Usamos potencialidad como aquello que está en lo posible y aun incipientemente en acto y, por lo tanto, lo referimos al poder y a la fuerza que requiere su construcción. Es en ese marco que consideramos central la cuestión de las políticas públicas, las que conforman las condiciones en las que se desarrolla la actividad económica en general y, en particular, las iniciativas de trabajo cooperativo. Un primer recaudo es ponerlo en perspectiva histórica: nuestros hablantes lo hacen desde una experiencia de poco más de una década, magnitud importante en la biografía personal, pero insignificante en la sedimentación de procesos históricos.
Aun reconociendo su valor, para los entrevistados y participantes en grupos focales que pertenecían a cooperativas autónomamente generadas, el “trabajo sin patrón” no es registrado como una alternativa al capitalismo, un proceso de constitución de otra economía. La autonomía aparece más bien cómo búsqueda frente a la alienación del trabajo en relación de dependencia, incluso a costa de “un trabajo de 24 hs” (de responsabilidad ilimitada) o de ganar menos. Se rescata la libertad de “no estar sujeto” a los otros, “tener voz y voto”, “el gusto” por lo que se hace, el sentirlo como propio, ser el dueño, la posibilidad de organización de los horarios y las tareas, el hacerlas con otros que son compañeros/pares. Compartimos con Thwaites Rey (quien la refiere a lo político) la idea de autonomía como “la facultad de decidir sin condicionamientos externos de ningún tipo”, como “un territorio a conquistar más que una cualidad natural a dejar fluir”, que se gana “en el proceso de lucha y en el debate ideológico que le otorga sentido” (Thwaites-Rey, 2007: 55). En esos términos la encontramos aquí presente en un sentido de autonomía personal más que colectiva. Hay todavía, en las voces reconstruidas en el trabajo de campo, más búsqueda de trabajo no alienante que de construcción socioeconómica alternativa.
En las cooperativas de promoción estatal encontramos la valoración de la asociatividad en sentido amplio, como encuentro, compartir, como aprendizajes nuevos que posicionan de manera diferente frente al trabajo, o como posibilidad “de valerse sola y no depender de ningún hombre” en el caso del programa Ellas Hacen.
En este trabajo partimos del supuesto de que el trabajo asociativo autogestionado (en los términos de Vázquez 2011)19 en la Argentina de este siglo constituye un horizonte al que mirar y en cuya construcción jugarán procesos complejos, contradictorios, marchas y contramarchas, que necesariamente requieren más de una década. ¿Cuánto han aportado a esto los procesos anteriores pese a su poco tiempo de desarrollo?
La legítima preocupación por la inclusión de sectores vulnerables registró entre el 2003/2015 la promoción de formas asociativas en el marco de búsqueda de inclusión por el trabajo, aunque en términos de las discusiones conceptuales del campo teórico de la Economía Social, Popular y Solidaria, entendemos que las políticas desarrolladas en el periodo se ocuparon más de apoyar la economía popular20 que de impulsar un subsector de economía social solidaria. Sin embargo, en este lapso y, en buena parte, gracias a sus políticas tomó visibilidad –e ingresó al debate público- el trabajo en cooperativas, tanto de promoción estatal como las apoyadas por los programas destinados al trabajo autogestionado.
Aunque limitadamente, los programas –cuestionados por no crear “cooperativas genuinas”- fueron generando iniciativas grupales de asociatividad por fuera del tiempo de trabajo en ellos. Como muestran algunos de los testimonios reseñados los programas públicos fueron desigualmante apropiados (la AUH es un ejemplo), y actuaron de distinto modo en relación con determinadas organizaciones sociales y cooperativas, a las que apoyaron/desestimaron en sus intervenciones dependiendo de sus características y ubicaciones territoriales. Si tuvieron falencias en el desarrollo de capacidades para la asociatividad, como expresan los grupos focales y los propios relevamientos del MDS, a la vez aportaron problematización del tema en diplomados, tecnicaturas, cursos, talleres y capacitaciones en cooperativismo. Aunque el trabajo cooperativo sea una práctica compleja y la cooperación esté lejos de ser un principio extendido en la sociedad capitalista, a través de las políticas un número importante de quienes participaron en el PRIST y Ellas Hacen accedieron a información y formación acerca de un tema sobre el cual seguramente no tenían noción (al respecto es importante recordar que casi la mitad de las integrantes de Ellas Hacen y una quinta parte del PRIST no declaraban oficio previo al ingreso a los programas).
El desarrollo de la cuestión de género fue también adquiriendo mayor visibilidad y atención vía al programa Ellas Hacen, y sin duda es tributaria de la importancia que han ido tomando la movilización de las mujeres en los últimos años.
En el marco de los nuevos procesos políticos iniciados a fines del 2015 la potencialidad de la autogestión está puesta en riesgo tanto por la política macroeconómica, como por las políticas específicas y por el individualismo presente en la concepción del proyecto político del gobierno, en el cual los colectivos solo adquieren representación ante la necesidad de negociar condiciones de gobernabilidad. A los intentos de construcción de la legitimidad de la identidad de este tipo de trabajo, a la idea de la asociatividad como lazo social a la vez que reproductivo, se opone el peso práctico y simbólico de las políticas que se presentan como de apoyo/ayuda a “la autonomía económica” de los sujetos (basada en la obligación de terminalidad educativa y la capacitación en oficios en caso del programa Hacemos Futuro).
De la apropiación personal y social de la experiencia vivida en los años pasados dependerá cuánto y cómo podrá aportar a la reproducción futura de estos trabajadores haber participado en prácticas de cooperación autogestionada, con mayor o menor apoyo estatal, y la inclusión en programas que con fuertes limitaciones, convirtieron al trabajo en cooperativas, en el mejor de los casos, en una identidad posible y, en el peor, en la referencia a algo existente.
El reconocimiento de este tipo de trabajo, su sedimentación como práctica socialmente valiosa permite abrirlo a la búsqueda de la necesidad de “valerse por sí mismo, pero nunca solo, siempre acompañado o colectivamente” en palabras de uno de los cooperativistas que participó en los grupos focales. Que a su vez expresó “yo legítimamente necesito que el Estado me apoye. Es mi derecho como ciudadano, para eso se vota y se los elige, me parece legitima esa dependencia”.
En el momento actual lograrlo implica, aún más, la necesidad de organización colectiva para el desarrollo de formas de producción y consumo de resistencia en el presente y para la lucha futura por dispositivos públicos perfeccionados que contribuyan a desarrollar la potencialidad de formas de trabajo basadas en la asociatividad y la cooperación.
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Enviado: 09/09/2018
Aceptado: 17/10/2018
* Instituto del Conurbano, Universidad Nacional de General Sarmiento, Buenos Aires, Argentina.
Este es un artículo de acceso abierto, bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional, siendo permitida su reproducción y adaptación dando crédito a su/s autor/es de manera adecuada, sin propósitos comerciales, y dando la misma licencia que la original en caso de distribución.
2 Frente a la concepción cíclica del cambio en América Latina Álvaro García Linera considera que hablar de ciclo “significa que todo tiene un inicio, una estabilización y un fin. Es algo natural como la ley de la gravedad” y como tal responde a una mirada que le arrebata el protagonismo al ser humano, que olvida el papel de la subjetividad colectiva en la construcción de los hechos sociales. En oposición reivindica “la lógica de los flujos, las oleadas.” Mirar la historia por flujos y no por ciclos, recupera el papel del sujeto, de la persona, de la subjetividad “que no inventa el mundo como le da la gana, pero que ayuda a construir el mundo” (Reportaje exclusivo a Álvaro García Linera, diario Página 12, 28.8.2016).
3 Parcialmente basado en Hintze, S. “El trabajo en cooperativas en la Argentina del siglo XXI. Procesos, políticas e interpretaciones”. En E. Grassi y S. Hintze (coordinadoras), Tramas de la desigualdad. Las políticas y el bienestar en disputa, Editorial Prometeo (en prensa).
4 En el marco de los siguientes proyectos: “Autovalía y dependencia legítima. La política social y los soportes socio-institucionales de la vida social”. Universidad de Buenos Aires- Secretaría de Ciencia y Técnica (2014-2017), dirigido por Estela Grassi y proyecto PIO CONICET UNGS (2015-2016) Nº 144-20140100006-CO “Los fundamentos socio-político y culturales de la protección social: alcances y legitimidad de los sistemas institucionales”, dirigido por Susana Hintze.
5 Disponible en: http://www. Desarrollo social.gob.ar/ArgentinaTrabaja (consulta 15.11.2015). Para una revisión del contexto del surgimiento del programa y la concepción de la política ver Arcidiácono y Bermúdez (2015), Hopp (2015).
6 Esta línea, de acuerdo con la mencionada resolución tenía como finalidad la realización de actividades de capacitación y terminalidad educativa en mujeres que debían incorporarse a cooperativas de trabajo. Estaba destinada jefas de hogar monoparentales desocupadas, que perciban la AUH, preferentemente con tres o más hijos a cargo, menores de 18 años o discapacitados, o que sufriesen violencia de género, que viviesen en barrios emergentes de extrema vulnerabilidad.
7 Disponible en: http://www. Desarrollo social.gob.ar/ArgentinaTrabaja (consulta 15.11.2015).
8 El documento Argentina Trabaja, del Ministerio de Desarrollo Social (2016), aclara que en la categoría de “proyectos por afuera del horario de la cooperativa” entraban la totalidad de titulares con proyectos productivos, desde aquellos en fase de formulación hasta los proyectos que se encontraban ya produciendo y comercializando sus productos.
9Al respecto ha sido importante el papel cumplido por las universidades públicas. De particular relevancia fue el “Diploma de Extensión Universitaria de Operador Socioeducativo de la ESS” que desarrolló entre 2010/2014 la Universidad Nacional de Quilmes, con financiamiento del MDS, extendido posteriormente a otras universidades. De un año de duración estaba dirigido a referentes de las cooperativas PRIST, becados para cursarlo. La Tecnicatura Universitaria en Economía Social y Solidaria (en articulación con UNQUI) fue desarrollada por la Universidad de La Matanza y estaba destinada a egresados que contaban con título secundario (Ministerio de Desarrollo Social, 2016).
10 Tampoco lo registraba la información producida por el Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social “Manos a la Obra”, Marca colectiva, el INAES (Foti, 2011). Aunque en el documento Argentina Trabaja (Ministerio de Desarrollo Social, 2016) hay información por género, no hay referencia a personas trans y travesti para quienes el trabajo en cooperativas fue una alternativa relevante, tampoco en los documentos de Ellas Hacen.
11 Plan nacional de terminalidad de estudios primarios o secundarios para mayores de 18 años.
12 Noelia vive en el Conurbano, tiene 34 años, su esposo fue despedido de una empresa metalúrgica, situación que ella asocia con un reclamo laboral posterior a un accidente de trabajo. Sostiene que es “difícil ser madre de cinco hijas y trabajar y hacer un montón de cosas”, pese a lo cual estaba por inscribirse en la Universidad. Y discrepa con quienes se sorprenden por esto: “es como que veo que muchas mujeres llegan a un punto que dicen bueno, ya soy madre, ya está, me quedo en mi casa y no hago nada. Me parece que no”.
13 Hacemos Futuro es definido como “un programa de transferencia condicionada de ingresos que comprende la percepción de un subsidio para capacitación de carácter personal que facilite el acceso y permanencia en los cursos y prácticas de terminalidad educativa y formación integral” (Lineamientos Programa Hacemos Futuro- EX-2018-05588116-APNSES#MDS).
14 Por ejemplo, las ofertas disponibles para el día 4/7/18 en todo el país abarcaban en total 23 puestos de bajo nivel de calificación en los siguientes rubros: Administración y Finanzas (1), Comercial y atención al cliente (4), Oficios y técnicos (5) Operaciones (13). En http://www.hacemosfuturo.gob.ar/ (consulta 9.7.2018).
15 Las ofertas son indicativas del diseño del programa, algunos ejemplos, en ES y emprendedurismo aparecen 89 instancias de formación, 11 en Temáticas socio comunitarias y 4.674 en capacitaciones en oficios.
16 Las redes a seleccionar en la solicitud son educación, diversidad, justicia, salud, cuidados integrales y emprendimientos. Toda la información aquí reseñada sobre Hacemos Futuro fue relevada en: http://www.hacemosfuturo.gob.ar/ (consulta 9.7.2018).
17 Disponible en: http://www.hacemosfuturo.gob.ar/ (consulta 9.7.2018).
18 Se aclara que los titulares que integren “unidades productivas” que hayan surgido en el marco de Hacemos Futuro podrán acceder a programas de “fortalecimiento de la economía social”, para lo cual contarán con una primera etapa de diagnóstico y capacitación general y una segunda etapa de fortalecimiento productivo y acceso a mercados, en ambas etapas “se brindará asesoramiento para abordar la formalización y/o regularización societaria y tributaria” de las unidades. Formando parte de un “Régimen especial en intervenciones socio comunitarias en hábitat o vivienda” los titulares (cobrando un incentivo adicional) podrán participar de actividades y/o prácticas en intervenciones en el hábitat o vivienda, “que redunden en un beneficio para la comunidad” y fortalezcan sus capacidades de inserción social y laboral. Tales intervenciones serán realizadas por organismos gubernamentales o no gubernamentales, previamente aprobadas por la autoridad de aplicación del programa, la Subsecretaría de Políticas Integradoras, dependiente de la Secretaría de Economía Social (Lineamientos Programa Hacemos Futuro- EX-2018-05588116-APNSES#MDS).
19 Ver por ejemplo la Alianza Cooperativa Internacional (https://www.aciamericas.coop). Al trabajo asociativo autogestionado Vázquez lo define como “la asociación voluntaria de trabajadores que cooperan en la producción y distribución de bienes o servicios, propiedad compartida de los medios de producción, toma de decisiones participativa y democrática, relaciones internas basadas en la confianza y la solidaridad, distribución con tendencia igualitaria de los resultados y -en general- igualdad de derechos de todos los trabajadores que integran la misma organización productiva” (Vázquez, 2011: 207).
20 Usamos aquí el término en el sentido de Coraggio (2003). Tomando como base las unidades domésticas y sus extensiones asociativas, refería la economía popular al conjunto de actividades que realizan los trabajadores a partir de sus capacidades de trabajo y otros recursos. Si bien su sentido no es la ganancia, sino la reproducción ampliada de la vida de sus miembros, es parte de la economía capitalista y cumple entre otras funciones la de reproducir la fuerza de trabajo que requiere el capital. Consideraba que la economía popular realmente existente no puede ser idealizada por contraposición al capitalismo. Ante su carácter interna y externamente contradictorio, inestructurado económica e ideológicamente, materialmente subordinado al capitalismo, proponía someterla “a una crítica conceptual y práctica, buscando no su `mayor eficiencia´, sino su superación” vía formas de economía social y del trabajo (Coraggio, 2003: 346).
Entidad Editora: Universidad Nacional de General Sarmiento.